lunes, 28 de marzo de 2011

RELATO DEL PRIMER CONCURSO DE BESO DE RECHENA. QUEDÉ FINALISTA, ESPERO QUE OS GUSTE

                  “…besé sus labios carnosos…caí preso de su encanto…al mismo tiempo que me embriagaba de la esencia roja de su copa”
Al parecer había descendido en un lugar equivocado, tosco por su paisaje, y desconocido e incierto para mis ojos. Miré el plano que sujetaban mis manos y aquel lugar no estaba reflejado en él. Intenté comunicarme con mis compañeros pero nada, supuse que debido al brusco aterrizaje mi unidad de radio se  negaba a funcionar, aunque era extraño pues la luz fija de mi trasmisor me estaba diciendo que todo funcionaba correctamente.-k12, k12, ¿me escucha? Cambio…
Silencio.-k12, k12, aquí T15 ¿me escucha? Cambio…
Pensé en intentarlo más tarde, cogí mi mochila del suelo junto con algunas provisiones y me dispuse a analizar la zona.
La tierra que pisaba estaba seca, agrietada, y entre sus grietas encontré un pequeño suspiro de vida de color verde. Me arrodillé para intentar verlo más de cerca y cuando intenté tocarlo noté como alguien me rozaba la espalda. Me incorporé rápidamente y me volví, no podía creer lo que estaba viendo. Inmediatamente cogí mi arma y apunte a la imagen que tenía delante.-no se mueva, identifíquese. No se movió simplemente sonreía.-identifíquese, su nombre, identifíquese.
Su atuendo era extraño, jamás había visto nada igual ni tan siquiera en los innumerables fotogramas que nos hacían estudiar antes de comenzar una nueva misión.
Noté como mi cabeza empezaba a sudar, miré el nivel de oxigeno que quedaba en mi uniforme y comprendí que en una hora debía recargarlo, pero para ello tenía que volver hacía donde había aterrizado.
La figura comenzó a dirigirse hacía mí, yo seguía apuntando a su corazón pero una fuerza mayor me abducía hacía ella. Cuando me di cuenta la figura se había convertido en una hermosa mujer, su pelo era dorado como el gran Dios de mi planeta y sus ojos azules como las aguas que gobernaban majestuosas alrededor de la metrópoli en la que yo habitaba.
Pero como era posible que la imagen no estuviera difuminada, la veía igual que cuando no utilizaba el casco que cubría mi cabeza para no correr riesgo de asfixia…entonces noté una fuerte presión en mis pulmones y se llenaron de oxigeno, puse las manos en mi rostro y aunque los guantes de mi indumentaria eran gruesos supe que ya no llevaba sobre mi cabeza mi imprescindible vía de supervivencia.
Estaba respirando y mi cabeza ahora ya no la cubría el pesado casco, al parecer la mujer me lo había quitado sutilmente mientras yo la miraba perplejo.
Mi arma ya no apuntaba al hermoso rostro de la joven, yo mismo la había tirado al suelo. Mientras ella me miraba dulcemente, sin inmutarse sin hacer ademán alguno de escapar, yo saqué de mi mochila el diminuto ordenador que portaba y me dispuse a intentar buscar sentido a lo que estaba viendo.
En la minúscula capsula analizadora que poseía mi portátil introduje un granito de la tierra que pisaba, la hermosa mujer me seguía mirando sonriendo. A los pocos segundos en la pequeña pantalla los datos de información ya se podían leer: “lugar de procedencia de la materia: planeta Tierra, localización por antiguos países: España, localización por antiguas provincias: Valencia, últimas previsiones de vida: siglo 22, porcentaje de encontrar materias vivas: 0%, localización de nivel de oxigeno: nulo. Descripción del planeta Tierra según nuestros datos científicos: “situándonos actualmente en nuestro siglo 31 lo único que sabemos del susodicho planeta es que nuestras antiguas generaciones remontándonos al siglo 21 fueron las pioneras en poder acceder a nuestro planeta Marte, durante el periodo del siglo 21 al 22 poco a poco el hombre de la Tierra comenzó a construir la antigua ciudad de Gareth  en el sur de Marte, así fue como comenzó la primera civilización de nuestro planeta, por consiguiente el hombre de Marte es descendiente directo del hombre de la Tierra”.
La información no me sirvió de mucho, yo ya sabía nuestra procedencia, pero lo que no me decía el maldito ordenador era el por qué yo estaba respirando sin mi casco, si no había la menor duda de que el nivel de oxigeno era nulo y por qué tenía delante de mis ojos a una hermosa mujer.
La mujer se acercó y con una voz calida y dulce me contestó.- soy la dama sol, fiel guardiana de los viñedos de Requena y aguardaba su presencia desde hace siglos mi caballero de la media luna.
El idioma lo conocía me estaba hablando en castellano antiguo, una lengua muerta, pero lo que me costaba creer era que supiera mi seudónimo Luna. En la metrópoli además de tener nuestras siglas, en este caso la mía era T15, cuando estábamos en compañía de nuestro grupo nos llamábamos por nuestros seudónimos y mi progenitora decidió que yo fuera el caballero de la media luna, me llamaba así para hacerle una pequeña alegoría a la estrella blanca que aún se conservaba intacta y de vez en cuando se dejaba ver sutilmente desde nuestro planeta. Entonces sucedió… me acerqué hasta la hermosa dama, y abducido por una extraña sensación intente besarla, pero la dama sol me interrumpió.- No probaréis mis labios sin antes probar mi vino. Entonces cogí el extraño cilindro que portaba en sus manos y el cual contenía un líquido de color rojo como la sangre y tome de él. Me quedé embriagado ante su mágico sabor y su suave textura, pero al besar a la dama sol comprendí que jamás volvería a mi planeta. El caballero de la media luna guardaría eternamente junto a su amada el hechizante líquido rojo, porque las leyendas nunca mueren.


3 comentarios:

  1. Muy bueno, María. ¿El año pasado no había límite de líneas? ¿Y era por jurado?

    ResponderEliminar
  2. Hola lucrecian no sabes la alegria que me das teniendote aqui en mi blog, porque me estas enseñando mucho de veras, estoy muy motivada por escribir y aprender desde que entre en el gran blog de VALENCIA ESCRIBE.
    El años pasado era un folio máximo la estensión y te obligaban a poner la palabra vino y beso y a reflejar un poco la historia mozarabe de beso de rechena, era mejor que ahora. Un besazo amiga.

    ResponderEliminar
  3. Efectivamente, las leyendas nunca mueren. Por eso escribimos... John Ford dijo en una de sus películas: "si tienes que elegir entre la Historia y la Leyenda, imprime siempre la Leyenda". Está claro que escribir es un acto que realizamos para intentar perdurar en las palabras... ¿no escribiremos entonces para esquivar, de alguna manera, a la muerte? Saludos desde mi kafkiano despacho...

    ResponderEliminar